Me leen:

90.

Tiemblo sin querer, se me humedecen los ojos sin saber que me pasa, a santo de nada. Mil agujas me atraviesan de golpe, sin avisar y sin anestesia clavándose en el vacío que queda entre mis pulmones cada vez que sus carcajadas sepultadas aparecen en mi mente como un latido inerte que se esfumó dejando el eco de un suspiro. Que tira de mis pupilas, tornando en rojo el marrón, para regresar a las vistas de su cuerpo en estado de espera entre los raíles y alejándose luego en una línea de metro perdida en una plaza cualquiera de Madrid que ha marcado mi vida.

3 comentarios:

  1. Y tal como acaba un gran libro: "Y de la rosa solo nos queda su nombre"

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  2. Este me ha parecido algo insustancial, le falta transmitir más sentimiento, sin duda detallas una mala sensación, pero no consigue mojarme tu lágrima; Sin embargo, la frase que cita Alejandro me parece que resume a la perfección y con simpleza la entrada.

    PD: Siento ser, al parecer, el único que comenta críticamente, y encima dejar una mala nota al tercer mensaje... Pero de buen rollo, no busco incordiar.

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    1. Es genial que alguien me intente ayudar a mejorar, al contrario, gracias :)

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Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.