Me leen:

113

Tú que no sabes lo que es follar
Porque haces el amor hasta bailandome
(El agua y el fuego)

/
Tú que te desinchas en cada calada
Que me tienes quemando el aire
Que me consumes
/

A ti que no entiendes de mandamientos
Y eres todos mis pecados.
A ti que jamás has echado un polvo de despedida
Porque yo te he dado la bienvenida en cada gemido.
A ti que los cigarrillos te sientan como si hubieras nacido para que te fumara.

A ti te prometo
Amor
Que pondré tiritas a los rotos de tus alas
Que te acompañaré en tus vuelos
Que te besaré desde los pies a la frente
Que te prometeré mil veces que entre tus dedos cabe el universo.

A ti
Amor
Te prometo
Que te querré triste
Que te querré hasta rota
Que te querré cuando estalles en carcajadas
Que te querré mía
Que te querré.

112.

No lo entiendes,
que yo siempre estoy como esperando verte al doblar la esquina,
como oliéndote en cada botella de Ron. 

No me entiendes, 
que yo estoy hecha de cicatrices de herida abierta, 
que soy más cristal que espejo aunque siempre lleve tras de mí siete años, por lo menos, de mala suerte. 

No lo intentes, 
que yo he crecido hecha de humo y tan volátil que no he dejado de huir ni cuando no tenía dónde,
que tengo los pies en la cabeza
y las ideas por los suelos.

No es tan fácil, 
ni tan difícil. 
Ni siquiera es. 
Nada.
Nada de nada. 
Vacío completo.

Que cuando tienes el corazón helado lates a medias, 
amas a medias, 
odias a medias, 
te pierdes por arrancarle a alguien las medias. 




Y al final siempre termino igual, 
oliéndote en cada botella de Ron, 
sangrándote en los restos de cada espejo roto, con sus siete, catorce, veintiún años de mala suerte,
viendo cómo no siento nada entre el humo,
rompiéndote las medias. 

111.

De relojes sin horas,
de besos sin bocas,
minutos que esperan
y gotas que corren,
Café frío, una vez más,
despertarme y el colchón
vacío
huele a ti,
a tu ausencia.

Estoy en ese momento en el que no encuentro motivos para nada.
Ni para mí.
Estoy en el estado de no ver pasar el tiempo
aunque corra
aunque vuele
y se esfume como si nada. 

Sin más.

110.

Y qué rabia.
Ojalá los sueños se cumplieran, a veces. Ojalá aparecieras y de repente bien cerquita tuviera tus labios entreabiertos y un suspiro de tu voz a quemarropa, o quizás tus dedos de hiel arrancándome la piel a tiras.
Tarde o temprano, siempre tras mucho aguantarme la mirada, pestañeas y sales volando, y yo te veo cada vez más lejos y hago como que no me importa. Y extiendes tus alas y el cielo se queda corto cuando exiges la libertad que tanto ansías.

Por eso sé que siempre me voy a quedar pequeña para ti, poca cosa en manos de quien necesita ser alguien. tras tantas noches en las que apareces fugaz entre mis sábanas antes de que abra los ojos sé que no vas a volver a buscarme.
Que si no fuera el lugar, ni el momento; si no fueras tú y no fuera yo no entiendo por qué mire donde mire encuentro tus ojos, que están sin estar, por qué hable con quien hable te escucho, lejana, cantando letras que jamás fueron para mí.
Más... ojalá a veces los sueños se cumplieran.
Y qué rabia.

109

Que yo quise acabar contigo sin ti y me persigues. Luego me giro y no estás.
Me llamas, te gritas a ti misma, nos miras pasar, nos echamos de menos pero, ¿y qué?
Ella, que es como todos los lunares de mi espalda, ni la veo ni la siento pero está y me hace de marca de agua. Actúa, es mi Luna, aparece y desaparece, se desvanece, no me cree cuando digo que la siento, y lo siento, pero más no sé sentir.
Ella, qué bonita está dormida, qué bonita está callada, qué bonita está cuando se muerde el labio superior y me piensa, qué bonita está y qué poco me gusta cuando habla, cuando grita, cuando me piensa.
Ella, que ha cambiado sus ideales, que ha perdido los modales, que antes besaba y ahora muerde, que deja mis latidos empapados de sangre y lágrimas, de corazón hecho pedazos. Qué poco me entiende.
Qué poco sabe de dejar de querer.
Ella, que cree que el amor se escoje y se esculpe, que escupe y pisa, que fuma y se enfada con el aire que la roza porque no es mi garganta todas las mañanas la que le roba espacio en la cama y claro, yo cómo voy a explicarle que más quisiera pero no quiero.


Yo, que soy más de que el amor se encoje y no se escoje.
Ella que no, que no logra entenderlo.

108

Eras como un silencio fingido, un reloj de arena volteándose, ahora 'a ver cuándo te veo', ahora 'ojalá pudieras quedarte'.. y yo ya te avisé, yo siempre me marcho.
Mi nombre solía danzar en la punta más alta de tus suspiros, por desgracia siempre logró escaparse, por suerte huir se me sigue dando bien, así que corro lejos de tu voz.
Debo agradecer y compensar la forma en que volviste mi mundo un tanto más agradable. Creí ciegamente que si me sentaba a esperar en la yema de tus caricias el gris se volvería menos opaco, pero la negación es translúcida, ¿me explico?
Incluso yo, que estoy hecha en mi integridad por palabras, enmudecía si tú me lo ordenabas.
Tus muecas indescriptibles me retaban, un día y otro, y otro, y otro.. siempre me obligaban a seguir. ¿Y ahora? Míralo como algo bueno si digo que por más que te perseguí nunca llegué a alcanzarte, corrimos una eterna maratón en el camino, aprendimos a amanecer cuerpo con cuerpo pero pocas veces despertamos corazón con corazón.

¿Te acordarás siempre de que existo y de que he estado a tu lado? Yo lo recordaré siempre.


107

Tengo que hacerlo. Porque me va a estallar el pecho y me da miedo que lo limpien unas manos que no quieran cuidarlo así que tengo que hacerlo.
Y es que ésta guerra es sólo de puertas para dentro.
Dime quién necesita el cielo teniendo ojos así.
Intentar evitarlo, distraerme, es peor. Me daño constantemente al no encontrar lo que busco, no te encuentro, reina, y todo aquí sigue girando, yo sigo escribiendo porque tengo que hacerlo, porque me va a estallar el pecho y me da miedo que lo limpien unas manos que no sean las tuyas.
El vacío del silencio es lo más parecido a la compañía que tolero, me altero al contrario y no tengo pies para correr, ahora no. El ruido de pensarte es una jugada del destino, o algo así tendrá que ser.
Creo oír pasos a fuera. Había olvidado que estoy fuera. Llevo fuera de mí tanto tiempo que tengo el interior bajo los párpados.
Soy tan pequeña que me parezco siempre una-cosa-demasiado-grande, hasta que salto para abrazarte y me aprietas contra todo lo malo, y desaparece, entonces no.

Podrían ser las tres de la madrugada de un viernes de fiesta. Pero no lo son. Son las doce y cuarenta y dos del epicentro de tu día. La noche entrada en el mío. Y es martes y no parece que vaya a dejar de serlo.

Me siento, intento tranquilizarme.
Tengo que hacerlo. Porque me va a estallar el pecho y no vas a venir para limpiarlo. Así que tengo que hacerlo.

106.

Podrías asomarte a mi balcón y cantarme que la madrugada no acaba sin tus labios sobre mi piel. Pero mentirías y yo querría morir, así que no sale a cuenta creerse un cuento que no se contó. Has estado moviendo los hilos sin más, moviéndote  bailándole al viento de mis versos con tu vestido favorito, la incertidumbre. ¿Y ahora qué? Las respuestas emanan preguntas claras y el tiempo pasa, pesa, cansa, y yo soy torpe como un suicida sin vocación. Como la puta que huye de Tailandia sin saber hacer nada más que follar, así soy yo cuando sé que no estás, y que ya no vas a estar. Has apaciguado a un ejército de ilusiones sin rumbo, las has vuelto locas de atar, atadas al reloj que no corre sin tus pies tirando de las manecillas, eres adicción sin más, un chute efímero, un rato está bien, yo esperé toda una vida contigo para ti. ¿Y ahora qué?

105.

"Muchas veces soy capaz de creerme seis cosas increíbles antes de desayunar."
Si me olvidas voy a cortarte la cabeza y voy a guardármela en el bolsillo de mi pantalón favorito, aquel oscuro y largo que tantas veces me has quitado sin saber todavía desabrocharme los botones. Muchas veces soy capaz de creerme que mis costillas son constelaciones y tu un planeta que me habita, criando contigo miles de seres a mi alrededor; Ganas, se llaman. Soy la luz entre las cortinas cuando ando de espaldas a ti y me sigues como un perrito faldero, y lo que me gusta no es descriptible. Cuando de repente se te va la mano y me acercas a ti, y la fuerza se te escapa por la boca y la lengua se te enreda con mi piel. Esas veces vuelo por ti al País de las Maravillas y un gato sonriente nos mira desde el balcón mientras sudamos.
¿No te da miedo aislarme tanto?
Algún día no sabré volver.
Luego me creo otras cinco cosas increíbles, y te beso en la cabeza, y me guardo tu olor en el bolsillo.
Y yo soy el gato y tu tienes que cazarme.

104.

Otra tarde con relojes a la espalda, el silencio pesa más que el ruido de tus pasos, que el sonido de las caricias que se separan indecisas. Indefenso el sentir de mis manos que buscan aprisa las tuyas para salir corriendo. En tu espalda un mapa de huida y yo en la cama tirada esperando que te eches un rato conmigo. Es un bucle de querer y no poder, de poder y no querer. Y querer no es poder, es querer poder, y yo ni quiero ni puedo ni espero estar sin ti, pero no estás.
Me arropo de espera, impaciencia ilícita tomando el Sol. 

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Lérida., Spain
Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.