Me leen:

104.

Otra tarde con relojes a la espalda, el silencio pesa más que el ruido de tus pasos, que el sonido de las caricias que se separan indecisas. Indefenso el sentir de mis manos que buscan aprisa las tuyas para salir corriendo. En tu espalda un mapa de huida y yo en la cama tirada esperando que te eches un rato conmigo. Es un bucle de querer y no poder, de poder y no querer. Y querer no es poder, es querer poder, y yo ni quiero ni puedo ni espero estar sin ti, pero no estás.
Me arropo de espera, impaciencia ilícita tomando el Sol. 

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Lérida., Spain
Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.