Me leen:

105.

"Muchas veces soy capaz de creerme seis cosas increíbles antes de desayunar."
Si me olvidas voy a cortarte la cabeza y voy a guardármela en el bolsillo de mi pantalón favorito, aquel oscuro y largo que tantas veces me has quitado sin saber todavía desabrocharme los botones. Muchas veces soy capaz de creerme que mis costillas son constelaciones y tu un planeta que me habita, criando contigo miles de seres a mi alrededor; Ganas, se llaman. Soy la luz entre las cortinas cuando ando de espaldas a ti y me sigues como un perrito faldero, y lo que me gusta no es descriptible. Cuando de repente se te va la mano y me acercas a ti, y la fuerza se te escapa por la boca y la lengua se te enreda con mi piel. Esas veces vuelo por ti al País de las Maravillas y un gato sonriente nos mira desde el balcón mientras sudamos.
¿No te da miedo aislarme tanto?
Algún día no sabré volver.
Luego me creo otras cinco cosas increíbles, y te beso en la cabeza, y me guardo tu olor en el bolsillo.
Y yo soy el gato y tu tienes que cazarme.

104.

Otra tarde con relojes a la espalda, el silencio pesa más que el ruido de tus pasos, que el sonido de las caricias que se separan indecisas. Indefenso el sentir de mis manos que buscan aprisa las tuyas para salir corriendo. En tu espalda un mapa de huida y yo en la cama tirada esperando que te eches un rato conmigo. Es un bucle de querer y no poder, de poder y no querer. Y querer no es poder, es querer poder, y yo ni quiero ni puedo ni espero estar sin ti, pero no estás.
Me arropo de espera, impaciencia ilícita tomando el Sol. 
Que te escurres como el suelo bajo mis pies y tiembla Madrid, escapando escopeteadas del andén que puso las prisas. Un antes y un después, y un hasta entonces, y un hasta luego. Y hoy llegamos tarde, como ayer, como todos los días, tarde pero sonriendo.
Sin primavera para repoblar lo que el fuego se me está llevando, y me ves preocupada. Si me quedo sin campo conquisto tu ombligo y me construyo una casita con vistas a tus lunares, a falta de luna.
-
Tic Tac y el reloj no cuenta, y las horas no cuentan, y no quieres contarme cuentos, y te espero jugando a no necesitar que cuentes con. Y aguanto cien minutos, contados.
Dejo atrás mil pasillos descosidos de tanto correr por ellos, he huído de los monstruos escondidos en mi garganta a gritos sabiendo que encender la luz era mucho más sencillo.
Y ya no cuenta porque me han pillado y me toca contar.
Cien minutos más de este juego y me cuentas un cuento, prométemelo.


Datos personales

Mi foto
Lérida., Spain
Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.