Vivir a la merced de un antojo; por debajo de unos números que te pisotean pero por desgracia no te hacen más pequeña; por encima de la talla que quisieras, por encima del grosor establecido, marcado en cada día de tu calendario. Cuando cada gramo es una desgracia y nada tiene sentido, cuando odias tu reflejo, cuando asqueas tu cuerpo. Cuando llenas el hambre y quieres más, cuando corres hacia el baño y te arrodillas buscando una solución a la libertad que te privas tú misma sabiendo qué no debes hacer. Cuando todo lo que sobra en tu horrible figura te hace sentir diminuto el corazón y sobrante el alma.
Entonces tienes un problema.
Me abandoné en una esquina, dejé que entraran en paso firme mis complejos uno por uno dominando lo que soy y lo que siento.
Verás, que estoy enferma.
Pero soy una enferma gorda, muy muy gorda.
Sencillamente genial, Laura. Un texto magnífico y un problema que conozco, perfectamente reflejado. Ya hablaremos... Un abrazo muy grande.
ResponderEliminarIntenté abordar el tema, como siempre, perdí. Dejo mucho que desear.
EliminarEres muy buena, Laura, métete eso en tu cabecita. Y decídete ya a dejar de perder y empezar a ganar. Está en tu mano...
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