Me leen:

100.

Esto es lo que tengo, ¿miras?
Una lengua herida de mordiscos por no doler a los que quiero.
Un 'te quiero demasiado' entre pecho y espalda que sentenció.
Un pasado que duele que te cagas, que busca condicionar mi presente.
Un aguante que no sabía que existía.
Una forma de callarme las cicatrices que podría considerarse acoso a mí misma.
Un silencio eterno que desesperaría a un monje budista.
Una alegría traicionera que se va, que regresa cuando se le antoja.
Una sonrisa permanente para quién me la arrebata sin darse ni cuenta.
Un corazón cansado de amar a palos.
Ataques de ansiedad inesperados.
Las manos temblando siempre, frías, heladas.
Los pulmones oprimiendo el pecho creando una apacible sensación de vacío.
El alma dividida, en setecientos ochenta y tres recuerdos.
La musa a cachos y cayendo.
Una plaza como tanque.
Los pasos desordenados sin saber por donde andar.
Un poco de droga como distracción, nada grave.
Un nudo en la garganta.
Tu felicidad pisoteando a la mía, que es una cobarde.
La libertad con las alas cortadas.
Demasiada conciencia en eso de que mi vida no me pertenece sólo a mí, que pertenece también a todos los que me rodean.

Bien, se me acabó la lista.
¿Con qué te quedas? Te lo regalo. Todo.

1 comentario:

  1. Tu vida te pertenece a ti y puedes regalar lo que eres a quién quieras, esa es la verdadera libertad. Quién te merezca te aceptará con heridas y sin ellas y tratará de poner sonrisas donde ahora hay tristeza.




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Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.