siete.

Una taza de té bien fría, con limón y un poquito de azúcar, quizás. El ladrido constante de un perro que tan solo quiere jugar, y jugar, y jugar de nuevo, y volver a jugar. El sonido más molesto del mundo, las carcajadas estúpidas de mi padre. Una vieja que te dice lo que va a pasarte, lo que ya te ha pasado, lo que estás sintiendo. Una mano que sube y baja saltarina sin querer. Unos pasos sordos tras de mi. La oscuridad. Unos patines, unas sonrisas desconocidas, un cariño que va creciendo. Un móvil sonando, un adiós, un te acompañamos. Un reloj pasando los minutos, el chocolate está en la nevera y mi hermana en el salón. No va el Internet, ostiaputayajoder, me pierdo las conversaciones interesantes por hoy.
Una cama demasiado grande para un corazón que se me ha quedado chiquitito, tengo calor, quiero taparme, deshacerme, desintegrarme. Gritando que quizás mañana sea un gran día, que puede que hoy si, que hoy algo haya cambiado por fin..
Pero jamás lo sabré.. mañana siempre estará por llegar, y siempre que paro a pensarlo hoy ya ha pasado.