Me leen:

76.

Busco una calma inalcanzable, la atmósfera aquí no es fiable. Mi mente solo es mi pequeño universo profundo, donde perderme sin miedo a que me encuentren. Un león ruge, parte mi latido. Un elefante pisa cada sentido y lo enmudece. Mi cuello se tiñe de azul, de verde, del color de sus labios y el cielo de lo más oscuro de su voz mientras trato de entenderme. Mi vida se despedaza ante mí y no hay ni agujas ni hilos suficientes para soportar esta carga, ni el grito más duro es lo suficientemente resistente. Los demonios me invaden cada día en estos 30 inviernos cada mes, en este mar de ventisca que se derrite por las palabras que no me dices. 
Se me torna el corazón y vuelcan los sentimientos en la boca de cualquier tiburón dispuesto a comerme. 

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Lérida., Spain
Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.