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Poco a poco mientras pasa el tiempo me doy cuenta de que siempre he estado soñando en lo mismo, siempre imaginé un encuentro fortuíto, un momento en el que por puro capricho del destino nos conoceríamos. Pero transcurrieron miles de días, pasaron cientos de personas por mi vida, decenas de amantes, y ninguna con tus besos. Supongo que el destino estaba ignorando que en esta ciudad hay demasiados habitantes para que alguien tan pequeño como yo conociera a alguien tan pequeñamente grande como tú. Me repetía mil y una veces que la esperanza es lo últmo que se debe perder. Por eso empecé a combatir mi despiste por naturaleza y a estar alerta en todo momento. Buscando en la cola del supermercado alguna sonrisa dulce. Buscando en los cines una carcajada perfecta. Buscando en los autobuses miradas perdidas. Buscando en las tiendas gustos geniales. Buscando en las esquinas ganas de amor.. Y así se iban sumando fantasías a mi repertorio, hasta que el peso de tanto quizás me dejo mortificada, y andaba ya de beso en beso sin ganas de encontrar a nadie que me salvara de esta realidad en la que por costumbre solía fingir ser feliz. Y pensé que los supermercados no son lugares para casualidades, que los cines son lugares para amantes ya formados, que por estas esquinas no transitan almas gemelas.. Pero ahora me doy cuenta, el problema no radica en quien disimule tu presencia, tampoco en el capricho del destino ni en la fría crueldad estadistica. Ahora lo se, y si, el problema es que ahora que te tengo delante tengo miedo. 
Aún así la casualidad tan eternamente endeudada consiguió eso.. y te conocí.

#Así que alegrate, lo has conseguido.. los días sin ti serían precipicios, no hay manera humana de escapar. Nadie nunca nadie, nadie excepto tú.