Me leen:

2.

A veces me levanto, y estoy todo el día pensando en ti, en llamarte, en venir a montar guardia en la puerta hasta que salgas, sorprenderte de repente, abrazarte como si acabara de conocerte, presentarme con otro nombre, hacer un cambio radical y luchar para que te enamoraras de mi, poder decir que soy tu primer amor, que me llamo Julia, o Marta, o cualquier nombre normal que se use por aquí, con mi cabello tintado de algún color que no se parezca para nada al mío, ni al tuyo, y claro, como ya habría crecido no me ibas a reconocer, obviamente habría adelgazado mucho antes de reaparecer, y te diría que he sido atraída a ti porque el destino decidió que debíamos estar unidas. Te pediría pasar el resto de mi vida contigo y como tu te habrías enamorado locamente de esa chica extraña que un día te sorprendió aceptarías sin pensarlo, me mirarías con esos ojos que me encantan y al cabo de unos años me dirías: -¿Sabes? Me recuerdas a alguien que un día conocí, pero ahora no caigo en quien es, da igual.- Entonces viene la 
parte en la que yo te lo confieso todo, te digo que como no podía separarme de ti de ninguna de las maneras humanas decidí cambiar tanto que volviéramos a empezar sin darnos cuenta.. Si, a veces me levanto pensando esto, otras me despierto pensando en que donde un día tu estuviste durmiendo hoy tan solo hay una manta que no tapa el frío ni por asomo tan bien como tú. Sea lo que sea, ni que no me levante, dejo pasar el día, escribo tonterías como estas, ando mirando al suelo y voy aceptando poco a poco que jamás volveré a formar parte de tu vida.

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Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.