Me leen:

3.

Una imagen dulce, son dos criaturas, juegan inocentes, se aporrean como si no hubiera mañana, se dan golpe tras golpe con almohadas rellenas de plumas. Yo estoy corriendo por la ciudad, huyendo de ti, de todo lo que me recuerde a tu olor, a tus abrazos. Pero de repente te me encuentro de frente, estoy cansada, mis piernas se niegan a seguir corriendo, me paro en esa plaza donde la risa de los niños es el único sonido que puedo y quiero oír. Ya no me importan tus palabras, pero te tengo ahí delante, parada, tú también estabas corriendo, que casualidad, dos personas en este estúpido mundo que se encuentran una y otra vez cuando tan solo quieren escapar la una de los recuerdos de la otra, ¿no te parece un hecho mucho más que paradójico? Empiezo a temblar, mala señal, mala señal porqué eso significa que en breves moriré de ganas de que me abraces, y efectivamente, ahí está el deseo que me lleva a fundirme entre tus brazos pese a que no tenga ya sentido, ni yo permiso para hacerlo. Estoy abrazada a ti, tú no te mueves, tu tiemblas, pero lo escondes haciendote la dura, eres como una piedra, desde que me has visto no has movido un solo músculo, has clavado la mirada en el suelo y has agachado la cabeza, has pegado los brazos a tu cuerpecito y has puesto una cara de sorprendida que jamás antes habia visto. El dolor me inunda, me siento frágil, sigo abrazada a ti y tú sigues sin moverte. De repente siento algo frío posarse sobre la calidez de tus brazos inmóviles una vez más. Plumas, plumas me envuelven, y en este momento ya no estoy en la tierra, ya no estoy en la plaza donde te he encontrado mientras huía de ti y de tus recuerdos, ya no estoy finjiendo un abrazo mientras tu pones esa media sonrisa tan conocida en tu cara, yo ya no estoy aquí, yo ya estoy en mi dimensión, tu olor ha vuelto a atraparme y no me importa nada más que la risa de esos niños que se aporrean con cojines viejos. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Datos personales

Mi foto
Lérida., Spain
Quizás solo se trate de prosperar, de seguir por un camino que no sea el que marquen tus labios, unas caricias que no sean las tuyas.