No necesito de tus palabras. El lenguaje ata y desata el pensamiento, sin dominarlo. La sintaxis se pierde en el caos de tus ojos sobre los míos. Las tautologías se desarman en la más burda de las simplezas. La fonética es imperceptible para quién ya escuchó demasiado. Te lo repito: no necesito de tus palabras.
Con la verdad de tu cuerpo me basta.
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